Noche de engaño – sin querer-

Desde el primer día que tuve la regla sentí gran fascinación por la sangre que salía de mi cuerpo. Es fecha de que cada vez que menstruo me quedo algunos momentos observando la majestuosa obscenidad de la sangre acumulada en pedazos de algodón. Y mientras tomaba esta fotografía recordé una noche de embriagamiento social. De esas temporadas en donde estas atorada en un trabajo horrible de lunes a viernes y no puedes esperar a que llegué el fin de semana para realmente comenzar a vivir. Evidentemente estaba borracha y estaba menstruando cuando un chico con el que ya había salido varias veces (entiéndase «salido» como que todas esas salidas terminaron en relaciones intimas y sexuales…) me tomó de la mano y sin preguntar me llevó al baño. Estando juntos ahí me ofreció cocaina y nos dimos unos pases para levantarnos el animo. Al pasar varias horas, la fiesta se apago así que el y yo decidimos seguir la fiesta solos.

Entré a su cuarto. El vivía en una azotea y en el momento que el me besó recordé que tenía un tampon puesto y por más que quisiera disimularlo era evidente que no íbamos a poder hacer nada sexual si eso seguía ahí. Le dije que quería ir al baño antes pero cuando entre me di cuenta que su baño estaba algo sucio y tras mirar al rededor, me percaté de que no tenía bote de basura ni agua para jalar el baño. Maldita sea, pensé. Y debido a que ya estaba completamente borracha, drogada y muy cachonda hice lo que cualquiera hubiera hecho. Me saqué el tampon y lo tire a la calle desde la azotea. Así de cachonda fui, así de cachonda soy.

A la mañana siguiente me despertó tomándome de los hombros de arriba a abajo. Cuando pude abrir los ojos me dijo; «Mi novia esta subiendo las escaleras!» Sin pensarlo me incorporé y me vestí rápidamente, sonriente, sentada muy finamente en su cama, fingiendo estar ocupada en el celular, pensando en que no me había percatado de que este chico tenía novia. Vaya, al final no era problema mío y no había nada serio entre nosotros. Nos presentó y le sonreí. Ella a los pocos minutos se dirigió a el y le dijo; «¿Ya viste que hay un tampon tirado en la calle otra vez? Amor neta yo creo que hay que mudarnos de barrio, cada vez vemos cosas más raras y asquerosas en la calle.» ¿Otra vez?, pensé… Ok, creo que esta es mi señal para mi despedida. Y tras unas risas internas me despedí de ambos y me fui.

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-ninfaaeerotica